jueves, 18 de marzo de 2010

Deshaogo


Al principio todo fue una casualidad. Una foto, un nombre, una red social llamada "Facebook" y un mensaje privado.

Empezamos a hablar: Lo típico de dos personas que se han llamado la atención mutuamente. Y cuando nos cogimos más confianza decidimos que era el momento de conocernos. Ambos necesitábamos a alguien y podía ser que lo hubiéramos encontrado.

He de reconocerlo: No te lo puse fácil. Por mi cabeza rondaban un sin fin de inseguridades. Por todo: Por algunas pocas (y malas) experiencias y por mi manera de ser.

¿Qué te atrajo de mi? Imagino que físicamente mi aspecto frágil. Soy una persona muy diferente de la que sueles encontrar normalmente, por los ambientes en los que te mueves. Debí de ser una novedad para ti.

A partir de entonces todo fue sobre ruedas: superé mis problemas internos que no me hacían ver que eras todo aquello que había estado esperando durante meses. A partir de entonces se trataba de aprender de ti y tú aprender de mi. Y aprendí. No sé si tú aprendiste de mi.

Ahora, todo ha acabado. Ya está. Se dice muy rápido aunque más rápido se me ha quedado grabado en la mente. Y no sale de ahí. Me cuesta creerlo y aceptarlo. Todo lo vivido se me aparece como un espejismo. Como si todo este tiempo hubiera sido un paréntesis en mi vida.

Ahora empieza una nueva etapa. O no. He vuelto al punto en el que estaba antes de que todo esto pasara: He vuelto al punto anterior a esa casualidad, esa foto, ese nombre, esa red social llamada "Facebook" y ese privado.